Yo, mi, me, conmigo.
¿No os pasa que, cuando os preguntan por vuestras aficiones os quedáis en blanco? No sé cuál será vuestra respuesta, pero la mía es un rotundo sí.
Mi mente colapsa y dice, ¿pero de cuál de todas hablo, si cada año voy acumulando más?
Es curioso como hace unos años, cuando estaba en plena adolescencia, si me hacían esta pregunta tenía la respuesta clarísima: los libros, la música y el inglés.
Ahora mismo mi respuesta sería demasiado amplia (vaya, que os daría una chapa tremenda aquí que mejor nos vamos a ahorrar), así que voy a centrarme en estas tres aficiones que arrastro desde hace más tiempo.
Música para vivir, libros para soñar (y el inglés como parte de los anteriores).
Puede que os preguntéis qué pintan los libros, la música y el inglés como aficiones de una bióloga. Sinceramente, puede que no tengan mucho que ver, pero yo siempre he sido muy curiosa, me gusta aprender de todo (de ahí que acumule afición tras afición) y cuando algo me gusta, me vuelco en ello (y así se un poquito de muchas cosas en lugar de muchos de pocas), este es el caso de estas tres aficiones.
En la lectura empecé desde pequeña (bendita mi tía que me presentó a Los cinco y sus mil aventuras), pero realmente me enganché un poco antes de la adolescencia, con Fairy Oak y de ahí todos los libros de ciencia ficción que iba encontrando (sí, me he tragado muchos de los libros de CF que han llegado a películas), hasta llegar a mis preferidos: Memorias de Idhún y El nombre del viento. Al pasar mi adolescencia empecé a diversificar los libros que leía, probando novela histórica, policíaca, romántica y alguna que otra más. De mi pasión por la lectura acabé derivando en otras aficiones, como mi interés por el cine y mi afición a escribir.
La música, más que una afición, yo la definiría como una constante en mi vida. He pasado por todas las etapas musicales posibles (del pop al rap, a la música clásica, al rock, al heavy metal, al pop otra vez, al reggaeton, a jazz, al trap...) y he acabado por llegar a la conclusión de que cuanta más riqueza musical, mejor y que depende mi estado de ánimo puedo querer escuchar a La Rosalía, a Tchaikovsky o a Avenged Sevenfold.
Mi pasión por el inglés también lo arrastro desde la infancia y me viene un poco de todas partes: de clases extraescolares desde que era bien pequeñita, de ver todo en versión original o de la música en inglés, por ejemplo. He mamado ese bonito idioma desde muy pronto y creo que así ha acabado por convertirse en parte de mí. De pequeña soñaba con irme a vivir a un país angloparlante cuando fuera mayor, pero la maravillosa comida de nuestro país ha hecho que prefiera quedarme aquí antes que irme a cualquier otra parte.
En definitiva, creo que queda claro que soy una persona bastante polivalente, y espero que esto me pueda ayudar en mi nueva pasión y mi futura aventura a través de ella: la educación.
Desde luego que alguien con tanta energía, solo le queda seguir aumentando aficiones, conocimientos, experiencias, momentos...etc.
ResponderEliminarPolivalente es un adjetivo demasiado pequeño para ti, me sigue gustando más "Todo-terreno"
Creo que me lo voy a guardar como autodefinición y objetivo: ojalá llegar a ser una profe todo-terreno.
EliminarMe ha encantado tu entrada. Aquí otra amante de nuestro querido Rothfuss (a ver si nos saca ya el tercero, el asqueroso jajaja). Con ganas de leer tus siguientes post!
ResponderEliminarJo, mil gracias. Y qué guay encontrar a otra amante de Kvothe y sus aventuras (yo ya he asumido que el tercero va para largo) 🤦🏻♀️
EliminarVivan la música, los libros y el inglés. Qué buena reflexión sobre cómo vamos evolucionando, no sólo físicamente sino también en cuanto a aficciones.
ResponderEliminarMe encanta que hayas pillado por donde iba mi reflexión ❤️
EliminarEs algo paradójico de entender las aficiones moldean el ser de una persona o las personas moldean sus aficiones para adaptarlas a su ser
ResponderEliminarEs una buena pregunta. Yo creo que un poco ambas, hay una retroalimentación hay poco definida jajaja
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